Z+ M emitió su informe mensual, con data sobre el aumento del dólar agro y del Impuesto Pais

Al momento de cierre de este informe comenzó a circular la información denominada “Paquete Fiscal”, que rápidamente levantaron los portales y los medios televisivos. En un resumen rápido, básicamente por el lado del precio de los granos es un aumento del tipo de cambio del dólar agro actualmente vigente de 300$/U$S a 340 $/U$S, incluyendo determinados cultivos aunque sin saber todavía si incluye al maíz.

Actualidad 27/07/2023 Camponoticias Camponoticias

dolar agro

Con la resolución 295/2023 la Secretaría de Agricultura oficializó hoy la inclusión del maíz y la cebada cervecera dentro de los ‘productos regionales’ que serán alcanzados por el PIE (Programa Incremento Exportador). Estos se liquidarán a un tipo de cambio de 340 $/USD hasta el 31/8 y a su vez se modificó los volúmenes de equilibrio de algunos productos para cumplir con la demanda local. Maíz se estableció el máximo exportable en 26M de tns (vs 20 anterior), sorgo en 950.000 tns, cebada forrajera 2,6M, cervecera 950.000, girasol 1.100.000.
Como suele suceder en estos casos, la mayoría de las cotizaciones retrocedieron en sus valores anteriores, y habrá que esperar unos días para ver si reflejan los valores previos de los rumores de la aplicación de esta medida.
Por otro lado se aplicaría el “Impuesto País” para aquellos bienes importados relacionados con el sector y sería del 7,5%.

ESPEJITO, ESPEJITO
En el cuento de Blancanieves, la malvada bruja tenía su espejo mágico al cual le preguntaba quién era la más linda. Y este le respondía siempre que era ella. Hasta que un día le dijo que ya no lo era, que la bella Blancanieves la superaba. Y desató su furia. Las elecciones, a través del voto de los ciudadanos, operan parecido. Ciertos políticos, acostumbrados a sentirse venerados, puros, poderosos y queridos, periódicamente le preguntan a las urnas su “espejito, espejito, me vas a votar?”. Lo normal en democracia sería que cuando no reciben el respaldo popular se vayan a su casa o bien intenten seguir en carrera, cambiar y corregir algunas cosas para tener otra oportunidad. En nuestro país hay candidatos, en algunos casos hoy funcionarios, amenazando que si no son ellos los elegidos se viene el Apocalipsis. Palabras como sangre y muerte aparecen en su mensaje, haciendo ver que cualquier otra fuerza política que no sea la propia generará un ajuste brutal en la gente con el objetivo de que sufran. El miedo como vehículo para hacerse ver como la mejor opción. Patético y psicopático, además de ser falso. Nuestro país debe terminar con los liderazgos tóxicos, debe asumir que hasta acá se han hecho las cosas mal, que un slogan como “donde hay una necesidad hay un derecho” han generado un deterioro tal de la economía y de la cultura del trabajo, que han llevado al país a un nuevo quebranto económico y moral. La solución puede arrancar con un cambio de gobierno que genere otro mensaje y otra expectativa. Pero eso sólo sería un primer paso. La solución real es volver a generar una cultura que nuestro país ya supo tener, pero aggiornada a los tiempos de hoy. Fácil no va a ser. Resistencias habrá, lideradas por los que se embanderan con ideas arcaicas y piensan más en su bolsillo y en recuperar el poder que en el bien común. Tiempos difíciles los actuales. Pero, increíblemente, la esperanza todavía late. ¿Espejito, espejito… qué le espera a la Argentina?

LA IMÁGEN QUE NOS DEVUELVE LA POLÍTICA
La previa de las PASO nos ofrece un sinnúmero de imágenes. Milei con deterioro de último momento, Juntos por el Cambio en el juego de erosionarse producto de su interna, Massa siendo el candidato del “yo no fui” y por las dudas yendo a una interna con Grabois para no perder votos duros del Kirchnerismo. Imágenes difíciles de procesar. Quizás lo que no podemos terminar de ver es que la política es un reflejo de la sociedad, en definitiva asumir que eso somos y que somos parte de ello. El hacerlo ayudará a evolucionar, a tratar de pensar qué deseamos ser hacia adelante y qué cosas tenemos que hacer puertas adentro y puertas afuera de nuestras empresas para evolucionar. Que sin dudas deberán ser distintas y requerirán esfuerzos mayores a los ya realizados. Un gran desafío para todos los empresarios del sector y para las generaciones nuevas, pero con un aliciente… el futuro puede ser mucho mejor. 

LA MACRO EN LA MICRO
Los síntomas visibles del deterioro de la economía hoy son la inflación y las escasas reservas del Banco Central. Y las políticas económicas actuales no actúan sobre las causas sino sobre esos síntomas. Controles de precios y restricción de exportaciones para pretender atenuar la inflación, festejando cuando se ubica en el 6% mensual. Y cierre de importaciones y pedidos al FMI o a China para recomponer reservas del Banco Central. Con rumores de devaluaciones selectivas como dólar soja o similares. Con un Tesoro que recibe recursos con papelitos emitidos sin respaldo para mantener el siga-siga. Todos parches para llegar a las elecciones, sin políticas de Estado reales pensando en el mediano plazo. Con un gobierno cuyo presidente ha delegado el poder y ha perdido la capacidad de generar una mínima confianza. Y con su ministro de Economía en campaña. Con esas señales las empresas deben tomar decisiones. Vender o no vender. Comprar ahora o esperar. Aplicar toda la tecnología o apuntar a gastar menos. Contratar gente o esperar. Invertir o no invertir. Tomar créditos en pesos a tasas altas para sostener liquidez o restringir la caja. Esa es la vida real y el impacto de la macro en la micro. Se hace menos de lo que se podría hacer. Flota en el aire que estamos en una transición hacia no se sabe dónde. Se huele para los próximos meses un salto devaluatorio, un cierre de brecha cambiaria y una renegociación con organismos internacionales, bonistas y bancos. Pero, quién sabe? Algunas de esas medidas impactarán en un corto plazo positivamente en algunas actividades (las más atadas al dólar) y negativamente en otras (las que son mayormente en pesos). Si es solo eso, no alcanzará y en breve se volverá a las andadas. Habrá que ir a una macro más abierta al mundo, sin déficit fiscal y con exportaciones explotando. Eso para arrancar. Señales, todos respondemos a señales y estímulos. Según lo que se perciba serán las decisiones individuales y empresariales.

EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS
Las empresas navegando entre la acción y el análisis. La acción en muchos casos empujada por los procesos biológicos: sembrar la fina, terminar la cosecha de maíz, ajustar las dietas de engorde de la invernada, continuar con los ordeñes diarios, monitorear la producción forrajera. Además de dedicar tiempo a los negocios comerciales y al manejo milimétrico de lo financiero. Tanto para evitar faltantes como para evitar excedentes en pesos sujetos a deterioro inflacionario. La mayoría de las empresas con la compra de dólar MEP o CCL bloqueado, con excedentes temporales de fondos aplicados a compra de insumos para la gruesa o esperando su momento en fondos de inversión de recupero inmediato. Habiendo arrendado todo lo posible para sostener el negocio, negocio que todavía paga secuelas de la fuerte sequía y que ha obligado a mayores costos de alimentación en planteos ganaderos. Y respecto al stock de granos, haciendo ventas sólo de lo necesario para sostener el flujo de fondos, esperando recomposición de precios internacionales (sobre todo de trigo, maíz y girasol) y relojeando los rumores de nuevos tipos de dólar selectivo para algunos granos. Intentando sacarle el jugo a las distorsiones del mercado para recomponerse más rápido de una campaña agrícola desastrosa. Y por supuesto sosteniendo equipos, conscientes de que cualquier escenario futuro va a requerir personas comprometidas y talentosas. Y, en algunos casos, ya imaginando cómo sería la adaptación a un país con pocos cepos y libre circulación de monedas. Seguramente surjan oportunidades si vamos a un país más “normal” pero también requerirá un alto nivel de competitividad y de habilidades distintas a las necesarias de cuando se vive de crisis en crisis. Mucho para trabajar, para hoy y para mañana.

NEGOCIO AGRÍCOLA
El negocio agrícola pasa por la incertidumbre del corto plazo entendiendo que, cuando se conozcan las medidas definitivas, serán por treinta días y nuevamente comenzarán las especulaciones de nuevas medidas a la luz del resultado de las PASO. En ese contexto, los mercados locales no reflejan las variaciones internacionales esperando el nuevo dólar agro (recordemos que hay uno vigente) o el dólar soja cuatro. Las empresas de insumos suspenden ventas por posible incremento de dólar importación y el productor en medio de un ciclo biológico no sabe si conseguirá los insumos que necesita en el corto plazo ( la discusión hoy es por los fertilizante). En este escenario hay que moverse y tomar decisiones, sabiendo que dentro de 20 días el escenario será distinto y deberá adaptarse nuevamente. Son las reglas de juego de la presente campaña. 

La definición de las medidas del gobierno, básicamente un dólar importación y un dólar exportación, ambos selectivos, tardan en llegar y es posible que no se definan el lunes tampoco (al momento de cerrar este informe no había nada concreto). La tardanza de las medidas no está claro si es una estrategia política, una complicación en la negociación o directamente la antesala del default con el FMI. Mientras tanto, el Estado paga algunos compromisos en Yuanes para ir tirando. Parches y rumores, consignas raras para gobernar. 

¿Y DÓNDE ESTÁ EL FALTANTE?
Un “problema” que parece haberse minimizado o pasado desapercibido, es dónde está el faltante de la campaña agrícola y a qué integrantes de la cadena afectó más. La sensación de “no pasó nada», está en el ambiente. El sector perdió alrededor del 50% de su producción y evidentemente no hay síntomas visibles en la cadena de semejante pérdida. Las razones pueden ser por ejemplo la  liquidez anterior que se está volcando o se volcó ya al nuevo circuito productivo o bien la toma de créditos tanto bancarios como comerciales que sustituyen el faltante financiero. Esto último restringirá la capacidad de maniobra comercial y de búsqueda de precio luego de la cosecha, ya que se debe cumplir los compromisos asumidos en posición cosecha, quitando margen de maniobra para defender el precio. Mientras, algunas empresas retardan decisiones a la espera de alguna noticia económica salvadora de último momento. Recordemos que el dólar agro o dólar soja ayudó en este sentido, y que las circunstancias del país ayudan a tener este comportamiento, pero falta mucho tiempo para el nuevo “oasis” de liquidez que es la fina. En el medio hay varias cosas que se dan por sentado (quién gana las PASO, arreglo con el FMI, etc.) que todavía deben concretarse. Son pocos, o ninguno, los que piensan o se estan preparando para un “cisne negro” o “algo puede fallar” en esta campaña. La realidad nos pone en un lugar donde queda poco margen para otro fracaso productivo o para medidas económicas populistas. 

NEGOCIO GANADERO
Empezó a mover la cría. O, mejor dicho, los precios de los terneros, que hoy se mueven entre los 550 $/kg y los 580 $/kg para la categoría entre 170 y 180 kilos/cabeza. Lo que representa una suba de un 10% a 15% en pocos días. En un año el valor del kilo del ternero a gatas alcanzó el 50% de aumento. Sumado a que la vaca gorda o manufactura en ese período subió un 75% y las vaquillonas o vacas preñadas valen lo mismo hace meses, queda claro el desastre en el que está sumido el negocio del criador. Este leve aumento debería ser el primero de una serie y todo indica que así será en el último trimestre, con campos con más pasto y menor oferta de estas categorías. Mientras esto sucede, el novillo subió en un año entre el 60% y el 70% en un año (con inflación cerca del 120%) pero todavía no pegó el salto de precios que tuvo la invernada. Esto hace que la relación compra/venta del engordador, que le venía siendo muy favorable, ya pasó el 1,20 y sigue en ascenso, lo que generará un deterioro en su margen económico. Esto sucede con los feed lots con un alto nivel de ocupación de hacienda (novillos, novillitos, vaquillonas) que saldrán a mercado entre agosto y noviembre, con la esperanza que lo harán a mejores precios que los actuales, ya que al vender intentarán reponer comprando. Si se sigue la lógica, que muchas veces no aplica, los precios deberían seguir subiendo, tal como ocurre históricamente luego de una etapa de mucho atraso. Esto se daría en un entorno de período electoral, con inflación alta pero que ha sido beneficiada porque los precios de carne en mostrador crecen muy por debajo del índice de inflación general. El mercado interno está con mayor consumo superando los 50 kilos/habitante/año pero porque hay más oferta de carne sumado a que en términos relativos está barata. La exportación está firme, aunque perdiendo competitividad debido al atraso del tipo de cambio y porque China, el principal comprador en volumen, recién está empezando a demandar más y todavía con lenta recomposición de precios. Para 2024 es de esperar que haya una caída del stock por la mayor venta de vacas este año y porque habrá menos terneros. Otro ciclo más en sube y baja. Ojalá los que gobiernan dejen en paz a este negocio y no usen la carne como variable de ajuste o como recurso discursivo barato. Fuente: Zorraquin + Meneses (CampoNoticias)

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