
Adecoagro realizó la inauguración oficial en la provincia de Corrientes
El arroz, alimento esencial en la dieta de miles de millones de personas en todo el mundo, también tiene una fuerte presencia en el noreste argentino. En provincias como Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, Chaco y Formosa, el cultivo no solo configura una economía regional clave, sino que también se consolida como un motor de empleo y una creciente oportunidad de exportación.
Campo Arroz13/04/2025En este escenario, el trabajo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en el desarrollo genético del arroz argentino es fundamental para su competitividad y sostenibilidad.
Durante su participación en Expoagro, José Colazo, coordinador del programa de mejoramiento genético de arroz del INTA, destacó la importancia del cultivo para la economía regional: “El arroz es el que más aporta mano de obra a la producción primaria en la región. Además, en provincias como Santa Fe y, especialmente, Entre Ríos, se articula con la industria, lo que le otorga valor agregado al producto”.
De la problemática del “arroz rojo” a la innovación genética
Uno de los grandes avances del INTA en materia de genética fue la creación de la tecnología Clearfield, que permite controlar eficazmente una maleza conocida como “arroz rojo”, la cual afectaba seriamente la productividad de los lotes. Esta tecnología, desarrollada en Argentina y basada en genética no transgénica, hoy se utiliza no solo en variedades nacionales, sino también en cultivos de países vecinos como Uruguay y Brasil.
Antes del surgimiento de variedades locales, la producción argentina dependía exclusivamente de semillas extranjeras, muy eficientes en términos de rendimiento, pero con limitaciones en cuanto a la calidad del grano. “Eso nos dejaba fuera de los mercados de alto valor”, explicó Colazo. Fue entonces cuando el INTA decidió apostar por el mejoramiento genético como vía para lograr un arroz competitivo tanto en cantidad como en calidad.
Un arroz adaptado al gusto argentino (y al mundo)
El arroz que se consume en Argentina presenta características muy particulares. “El consumidor nacional prefiere un grano translúcido, con bajo porcentaje de panza blanca, lo que depende de la genética y del ambiente en que se cultiva”, explicó Colazo. Esa apariencia del grano es clave para la industria, que bonifica ciertos parámetros en la compra del cereal.
Otro aspecto fundamental es el porcentaje de grano entero tras el proceso de molienda. Las variedades desarrolladas por el INTA se destacan por tener altos porcentajes de grano entero y total, lo que representa una ventaja económica para los productores. Además, el contenido de amilosa –un tipo de almidón– define la textura tras la cocción, otro factor determinante en la preferencia del consumidor. “Los argentinos preferimos el arroz suelto y seco, ideal para guarniciones y ensaladas”, añadió.
El 90% de la producción argentina corresponde al tipo largo fino, reconocido por su calidad culinaria e industrial. En menor proporción, se cultiva también el “doble Carolina”, un arroz más ancho y pegajoso, perfecto para preparaciones como guisos o risottos, por su capacidad de absorber mejor las salsas.
Desarrollo a largo plazo y articulación con el sector privado
Diseñar una variedad de arroz puede llevar entre 10 y 15 años, un trabajo que requiere paciencia, conocimiento y capacidad de adaptación. En este largo proceso, la articulación público-privada cumple un rol clave. El INTA forma parte de la Fundación PROARROZ, con sede en Entre Ríos, que reúne a investigadores, productores, industriales y exportadores en una estructura respaldada por una ley que garantiza financiamiento para la investigación.
“El lema de la fundación es claro: para tener un arroz competitivo, hay que apoyar al sector y usar la investigación para resolver problemas concretos”, señaló Colazo. Esta estrategia permite conocer de primera mano las necesidades del sector y orientar los escasos recursos hacia soluciones efectivas.
Gracias a esta sinergia entre ciencia y producción, muchos lotes que antes eran improductivos hoy generan arroz de alta calidad, reconocido tanto en el mercado interno como en el exterior. Así, el arroz argentino se posiciona con fuerza en un mundo cada vez más exigente, y el INTA demuestra que la innovación genética es clave para alimentar al planeta.(CampoNoticias)
Adecoagro realizó la inauguración oficial en la provincia de Corrientes
Productores de arroz de Macará llevan adelante la iniciativa para producir un arroz de gran calidad nutricional, a partir de una nitrogenación natural con helechos acuáticos. La producción será trazada por la plataforma argentina ucrop.it.
La condición del cultivo a nivel provincial es: Muy bueno: 20 %, Bueno: 63 % y Regular: 17 %, informó la Bolsa provincial.
La producción creció 20% respecto de 2020, con 250.000 toneladas más. Las buenas condiciones climáticas durante el verano en el noreste generaron los rendimientos altos.
Supone un ligero incremento del 1,19 % respecto a la anterior, gracias a que el aumento de la cosecha en Sri Lanka compensará los recortes previstos en Indonesia y Pakistán.
Etchevehere , Bernaudo y Benedetti recorrieron la arrocera donde se lleva a cabo por primera vez en Argentina un ensayo experimental de riego con energía solar.
Las retenciones vuelven a la escena nacional a horas de la liberalización del mercado cambiario, que había sido bien recibida por el sector agropecuario. Pero una advertencia del presidente Javier Milei, lanzada hace instantes en una entrevista radial, reavivó el malestar entre los productores: las retenciones a las exportaciones volverán en junio.
El arroz, alimento esencial en la dieta de miles de millones de personas en todo el mundo, también tiene una fuerte presencia en el noreste argentino. En provincias como Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, Chaco y Formosa, el cultivo no solo configura una economía regional clave, sino que también se consolida como un motor de empleo y una creciente oportunidad de exportación.
Un informe sobre la cosecha de la Bolsa de Comercio de Rosario, basado en imágenes satelitales, reveló un cambio significativo en el escenario agrícola argentino: se sembró mucho más maíz y menos soja de lo que se había proyectado al inicio de la campaña. El ajuste modifica las estimaciones de producción nacional y reconfigura el panorama para el cierre del ciclo 2024/25.
La industria de la maquinaria agrícola comenzó el 2025 con un notable repunte en los patentamientos, alentado principalmente por la flexibilización en las importaciones dispuesta por el Gobierno. Si bien el contexto aún es de incertidumbre, los números del primer trimestre permiten vislumbrar una posible recuperación para uno de los sectores clave del agro argentino.
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